El término "inversión" deriva de la palabra latina "investire", que se traduce como "vestir" o "equipar". Aplicado al mundo de las finanzas, "invertir" se refiere al proceso de dotar a una empresa de capital externo, por ejemplo, mediante la inversión directa de capital o la adquisición de acciones u obligaciones. Normalmente, estas inversiones financieras pueden parafrasearse como inversiones de capital o simplemente inversiones.
Tradicionalmente, las inversiones financieras se asocian a un fondo participado por inversores denominado fondos de inversión. El dinero invertido se denomina patrimonio del fondo, que es gestionado por un gestor de la respectiva sociedad. Sin embargo, las inversiones también son la compra de acciones de una empresa, el inversor participa en la empresa a través de la compra de acciones y, por tanto, tiene derecho a los beneficios, cobrando así un reparto de beneficios, que se denomina dividendo. El rendimiento así obtenido se denomina rentabilidad de los dividendos.
Además de los dividendos, los inversores también esperan que sus acciones suban de precio, lo que a su vez depende del entorno actual del mercado y de los resultados de la empresa respectiva. Sin embargo, una inversión financiera también puede ser la compra de bonos. Los bonos suelen producir intereses, que dependen, entre otras cosas, de la calificación crediticia del país o de la empresa que los emite. El pago de intereses (cupón) también se basa en el vencimiento del bono, que generalmente se considera la inversión más defensiva en comparación con las acciones. El objetivo general de los inversores es conseguir un rendimiento atractivo del capital invertido.
Un requisito para el efecto de interés compuesto es la reinversión de los ingresos al mismo tipo de interés. Los intereses cobrados no se deducen del proceso de inversión, sino que se reinvierten. Esto significa que la base de capital de la que se pagan los intereses sigue aumentando.
Cuanto más largo sea el plazo de una inversión, más fuerte será el efecto de interés compuesto. Los dividendos tienen un efecto similar. Si se reinvierten, la base de capital para la reinversión también aumenta considerablemente con el tiempo. El principal índice alemán, el DAX, es un índice de dividendos en el que éstos se reinvierten automáticamente. A largo plazo, los pagos de dividendos en el DAX representan un tercio del aumento de valor.
Tanto el ahorro como la inversión son formas de reservar dinero para el futuro. Sin embargo, ahorrar es diferente de invertir: Ahorrar significa guardar el dinero en cuentas seguras pero de bajo interés. El horizonte de inversión puede ser a corto o a largo plazo. Sin embargo, en un entorno de bajos tipos de interés como el actual, el ahorro a largo plazo ofrece pocas posibilidades de rentabilidad.
Invertir, en cambio, consiste en crear un patrimonio para alcanzar objetivos a largo plazo, como una jubilación suficiente. El horizonte de inversión suele ser de más de 10 años. El periodo de tenencia es especialmente importante a la hora de distinguir entre trading e inversión. Los estilos de inversión utilizan a veces valores de inversión similares, como las acciones o los ETF. La frecuencia de las transacciones también difiere. El trading activo implica un número considerablemente mayor de transacciones, por lo que es esencial contar con un bróker de bajo precio y cualitativamente fiable.
| Inversión | las acciones son adecuadas para invertir a largo plazo |
| Ahorro | se realiza principalmente a través de bonos, dinero a la vista o depósitos a plazo fijo |
| Trading | El horizonte temporal de la negociación está orientado al corto y medio plazo. |
