Para el crecimiento económico, la inversión es importante porque la base de cualquier tipo de inversión es el capital. Desde una perspectiva macroeconómica, el capital se crea regularmente mediante el consumo no realizado. Este consumo no realizado es el resultado de una baja preferencia temporal, que lleva a las personas a ahorrar e invertir sus excedentes para consumir en un momento posterior. Por lo tanto, dejar de consumir crea el stock de capital del que una economía puede sacar e invertir y crecer.
Básicamente, una inversión es la utilización de capital por parte de un empresario para sus fines empresariales. Se distinguen los siguientes tipos principales de inversiones:
inversión inicial, por ejemplo, para obtener los recursos operativos necesarios en el marco de la creación de una empresa.
Inversión de seguimiento con el objetivo de aumentar las capacidades operativas.
Inversión de seguimiento con la intención de sustituir equipos operativos obsoletos o anticuados.
Tipo de inversión cuyo objetivo es hacer que las operaciones sean más eficientes o rentables.
Las inversiones dan lugar a una serie de efectos que pueden tener un impacto positivo en la situación general de una economía.
Los efectos de capacidad se refieren al aumento del potencial de producción que se produce como resultado de una inversión. Esto significa que se pueden producir más y/o mejores bienes. Es decir, cuando las inversiones de sustitución aumentan la productividad y se produce más con el mismo esfuerzo.
Hablamos de efectos renta cuando el aumento de las inversiones crea puestos de trabajo, lo que a su vez se traduce en una mayor renta nacional total, que también aumenta el consumo total dentro de la economía nacional. Esto, a su vez, permite ahorrar más, lo que conduce a una mayor inversión y puede dar lugar a una espiral ascendente.
El efecto multiplicador es una medida que expresa cuánto aumenta la renta económica total por la suma de las inversiones realizadas.
No existe ninguna ley natural que obligue a una economía a crecer de forma constante. Sin embargo, hay razones por las que es favorable que una economía aumente su producción. En efecto, a medida que aumenta el rendimiento económico de un país, suele aumentar también la riqueza de las personas.
Esto, a su vez, favorece el mantenimiento o incluso el aumento del nivel de prosperidad. Un nivel de prosperidad elevado y uniformemente distribuido suele tener una serie de efectos positivos en la sociedad:
Como se ha explicado al principio de este artículo, el capital es la base de las inversiones y el crecimiento económico se genera a partir de estas inversiones, siempre que los proyectos de inversión puedan mantenerse en el mercado. Esto tendrá éxito si los bienes o servicios producidos proporcionan a las personas un beneficio con el que puedan satisfacer sus necesidades. Así, el beneficio social adicional generado por una inversión es lo que aumenta la calidad de vida de las personas y constituye el crecimiento económico.
La producción económica total (producto interior bruto) se mide en términos del valor monetario de todos los bienes y servicios producidos en la economía en un año, tras deducir todos los insumos intermedios y ajustarlos a la inflación.
Ahora que hemos hablado de cómo se produce el crecimiento económico y por qué puede ser importante para que una economía crezca, pasamos a otra cuestión importante. A saber, cómo encuentra el capital su camino hacia las inversiones adecuadas y cuáles son las inversiones adecuadas. Esto último se responde fácilmente porque, desde una perspectiva económica, las inversiones correctas son las que generan el mayor beneficio social. No hay que olvidar que el capital es escaso, como todo lo demás. Por lo tanto, hay que utilizarlo sabiamente para generar el mayor beneficio posible. El mecanismo de control responsable de ello es el interés o el rendimiento.
A través del tipo de interés, el mecanismo de mercado garantiza que el capital se destine preferentemente a los proyectos de inversión más rentables y que puedan generar los mayores intereses o rendimientos. La capacidad de generar altos beneficios y rendimientos se debe a que estas empresas son las que más beneficios aportan a los consumidores y, por tanto, existe una fuerte demanda de sus productos o servicios.
